Si en el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer ha habido un ninistro que ha mantenido un perfil relativamente plano (sí, es un chiste con su apellido), ése ha sido el titular de Agricultura, Pesca y Alimentación. Por no hablar, no ha hablado siquiera cuando desde Europa se han dedicado a hacerle la puñeta a su sector, en ocasiones con la connivencia o el apoyo entusiasta de algunos compañeros de gabinete.
Pensando mal, uno podría llegar a
la conclusión de que, si se ha mantenido tan calladito, era porque tenía cosas
más importantes de la que ocuparse. Como hacer reformas legislativas que
permiten a su mujer duplicar los fondos de la política agraria común sin ni siquiera ser agricultura activa. Como colocar a un hijo en la Unión Europea y otro en el gobierno. Como que su cónyuge presida una entidad millonaria de ese
asilo de inútiles que es la Organización de las Naciones Unidas que se paga con
la agenda 2.030 y que divulga el ideario de los de la mano y el capullo.
Sembrar ha sembrado. Veremos lo
que cosecha.
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