Lo malo de todos los fanatismos, sean religiosos o políticos, es que sólo conciben el mundo en sus propios términos, y pretenden imponer su cosmovisión, y las consecuencias de la misma, a todo el mundo, aunque no piensen como ellos e incluso si no quieren.
Tomemos el tema de los coches
eléctricos. El consenso ideológico dominante es que su implantación debe
acelerarse, desterrando los vehículos de combustión interna porque presuntamente
contribuyen al calentamiento global (igualmente presunto)… aunque no digan nada
de lo que contamina la producción de los vehículos eléctricos.
Sin embargo, la gente no parece
estar, por el momento, por la labor de adquirir este tipo de vehículos. Y por
eso Volkswagen, que en lo de producir vehículos no es ningún neófito, ha tenido que recortar su producción de coches eléctricos en una de sus grandes fábricas en Alemania ante la baja demanda.
Eso, dejando aparte que no hay infraestructura adecuada de recarga…
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