Los
detractores de Laffer suelen achacarle que, al dibujar su curva -que muestra
que hay un cierto nivel de impuestos a partir del cual la recaudación no crece,
sino que disminuye-, no estaba exponiendo una verdad científica, sino
que, por así decirlo, se limitó a unir los puntos.
Vamos
a pasar por alto la navaja de Ockham, que (quizá) postularía que Laffer tiene
razón, y vamos a quedarnos con el hecho de que una subida de impuestos no
siempre va a provocar un incremento en la recaudación. Lo que esta claro es que
los izquierdistas en general y los comunistas en particular parecen desconocer
el hecho… y la Historia.
El
ninistro de Consumo -hermano de ese oxímoron andante (pues un ecomunista
lo es) que proclamaba que la solución al déficit público era, simplemente,
darle a la máquina de hacer billetes- destapó, cosa de un mes antes que Sin
vocales (otro que de economía sabe menos que yo de física cuántica), que el
desgobierno socialcomunista planteaba una subida generalizada de impuestos
-renta, sucesiones, bienes inmuebles, depósitos, juego, transacciones
finacieras…- con el objetivo de recaudar ochenta mil millones de euros extra.
No
voy a entrar en qué piensan gastarse semejante pastizal, y recurriré a las
fábulas clásicas: hacer eso sería matar la gallina de los huevos de oro o, por
mejor decir, ordeñar la vaca hasta dejarla seca.
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