De
la inefable doctora en Derecho que hablaba por teléfono en bragas por las
mañanas con los alcaldes. De la misma persona que afirmó, sin que se le moviera
una ceja, que el dinero público no es de nadie. De la ninistra de
Cultura que dijo que ella, ni Carmen Pixi ni Dixi. De la vicepresidente
del desgobierno socialcomunista que dijo que Pekín, Teherán, Madrid y Nueva
York -olvidando Lisboa, que estaba más al Oeste… que Madrid, pero mucho más al
Este que Nueva York- estaban en la misma línea en horizontal y que por eso
habían sufrido más la pandemia. De la suciolista que dijo que el
feminismo es de izquierdas, bonita, aunque la izquierda votara en contra
de conceder el derecho al voto a las mujeres durante la Segunda República
española.
De
la misma y única persona que dijo todas estas tonterías, insensateces,
necedades, mentiras, embustes y trolas llega ahora el diagnóstico de que hay rebrotes porque tiene que haberlos. A esto, parece, es a quien han
puesto a cargo de la coordinación ante la que nos avecina. Más nos vale ir
haciendo testamento.
Por
ello, y por mucho más…
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