Cuando
la estupidez se combina con la ignorancia -suelen ir de la mano- y enfrente se
encuentra la cobardía, pueden ocurrir las peores cosas.
Como
puede ocurrir en Inglaterra, donde el arzobispo de Canterbury, líder espiritual
de la Comunión anglicana, había anunciado que las esculturas de la Catedral de
Canterbury y la Abadía de Westminster iban a ser examinadas cuidadosamente
para corroborar su idoneidad. Ahora, a raíz de esa noticia, numerosas quejas se
han dirigido hacia la estatua de Constantino, colocada en el exterior de la
catedral de York, debido a que el antiguo Emperador romano promovió la esclavitud.
No
nos equivoquemos: una cosa es tolerarla -era el sistema que llevaba existiendo
desde que el hombre se asentó en ciudades, prácticamente, y todavía duraría más
de un milenio más- y otra cosa es promoverla.
Aunque
supongo que a los ofendiditos se les escapará esta nada sutil distinción…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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