Cuando
empecé a escribir esta serie de entradas diarias -de hecho, doblando
producción, porque mantengo las normales- sobre asuntos relacionados con
la pandemia del Covid-19, ni por asomo pensé que duraría tanto, ni tan de
seguido. De hecho, estoy consiguiendo lo que dije en cierta ocasión: ir camino
de batir el récord de entradas en un año, salvo hecatombe, y por el medio que
entonces mencioné, doblar entradas diarias (me repito, lo sé). No es que haya
dejado de tener vida, pero el confinamiento y el teletrabajo -el no perder
tiempo desplazándome, en suma- sin duda ayudan.
También
es verdad que algunas entradas están traídas por los pelos. Como la de hoy, que
hizo su aparición justo cuando pensaba que me iba a quedar sin noticias. No es
menos cierto que, si no las hubiera derivado aquí, ahora tendía material hasta bien
entrado Agosto. Así que, sin más dilación, vamos al tema.
Durante
la crisis provocada por el Covid-19, las llamadas del desgobierno socialcomunista
a la lealtad, la unidad, la colaboración y el no hacer política de la crisis
han sido constantes. Pero ya se sabe: dime qué te reclama un izquierdista, y te
diré lo que no hace ni por asomo. Para Sin vocales, la lealtad es el
sometimiento a su voluntad; la unidad, el silencio, cuando no la complicidad, ante
sus desafueros; la colaboración, el seguidismo acrítico y el trágala; en
cuanto a no hacer política de la crisis, basta con ver cómo ha entrado en la campaña para las elecciones regionales en Galicia -afeando la beligerancia
del PP durante la crisis sanitaria (todavía querría que fueran como borregos al
matadero, en silencio)- para saber que para la izmierda española no hay
nada sagrado ni respetable, si creen que pueden sacar un rédito de ello.
Por
ello, y por mucho más…
¡¡¡EL
GOBIERNO ES RESPONSABLE!!!
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