jueves, 30 de julio de 2020

Kk

Los que me siguen con cierta habitualidad saben cuál es mi opinión del mundo de la cultura español actual, en general, y del cine en particular. Cualquier cosa mala que penséis se quedará corta.
Por la misma razón, disfruto viendo cómo, año tras año, las películas que una panda de ombliguistas mandan a los Óscar -esos premios de un cine que dicen despreciar, pero que se despepitan por intentar conseguir- se estrellan; porque no cabe calificar de otra manera un resultado que consiste en quedar descartado a las primeras de cambio.
Igualmente, no sigo la gala de los Goya (esa copia barata, cutre, zafia, chocarrera e ideologizada de la de los premios antedichos), ni me interesa saber quién se lleva tal o cual premio, ni quien la presenta. Por eso, mi reacción cuando, a principios de mes, saltó la noticia de que Antonio Banderas y María Casado dirigirán y presentarán la próxima gala fue pensar que por fin habría algo de calidad en la gala…
…y que ni por esas iba a verla, por supositorio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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