Y
vamos con la tercera entrada consecutiva dedicada a quien podríamos llamar Doctor
Muerte si no fuera porque el responsable verdadero sí que es doctor (fraudulento
y copiando a troche y moche, pero doctor al fin y al cabo) y está por encima de
él.
Este
Domingo pasado, el suplemento del diario El Pis traía en su portada al
individuo en cuestión, montado en la moto en la que, en teoría, se desplaza todos
los días al trabajo. Según el titular (poco original, la verdad), se trataba de
(figuradamente) vender la moto del sujeto.
Y,
la verdad, no comprendo en qué piensan (¿lo hacen?) los asesores de imagen,
estrategas y demás patulea que pulula en torno al Gobierno. Para los que le
consideran poco menos que un santo, el reportaje no va a hacer que le tengan
todavía en más reverencia. Para los que pensamos que es un cruce entre un
inútil, un necio y un sectario, la mera existencia del reportaje (ni lo he
leído ni pienso hacerlo) lo único que va a conseguir es cabrearnos todavía más.
Por
ello, y por mucho más…
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