Iba
a empezar esta entrada diciendo que hay competencias que nunca se deberían
haber transferido a las comunidades autónomas, pero me he distraído con otra
cosa -bien, vale, lo confieso: me he puesto a jugar al Angry Birds en Facebook-
y eso me ha dado tiempo a pensar.
Y
lo que he pensado es que se me hace difícil encontrar alguna competencia que
pudiera ser transferida sin problemas. Ojo, que no digo que no las haya, y a
poco que me esfuerce seguro que las encuentro -¿obras públicas, quizá?-, pero
es que de las que se han transferido, las cosas han salido mal cuando podían
salir: la sanidad, con la respuesta frente a la pandemia -aunque, por otra
parte, de no estar transferidas a saber cómo nos habría ido en Madrid-; la
educación, con el resultado de todos conocido; la cultura, que se lo digan a
los de la Franja, esquilmados por Cataluña; la policía, convertida en una especie
de matones a sueldo del poder regional; la justicia… ay, la justicia.
Porque
de justicia (o de injusticia) va esta entrada. De nada sirve que se juzgue a
los golpistas en el Tribunal Supremo, y que se les condene a penas de cárcel,
si en menos de un año la justicia regional, como responsable del régimen penitenciario,
decide que los presos pueden ir a la cárcel sólo a dormir.
Como
dijo aquél, la justicia es un cashondeo.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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