Ha
tenido que pasar una semana para que encuentre el tiempo necesario para poner
por escrito mi valoración de los resultados de las elecciones regionales en Galicia
y Vascongadas. Más allá de decir que sucedió lo esperado, vamos a ello.
En
Galicia, nadie ponía en duda la victoria del PP (o de Alberto Núñez-Feijóo, dada
la preeminencia que durante la campaña se dio al candidato, en detrimento del
partido), y muy pocos la mayoría absoluta. La cuestión era saber cuántos escaños
sacaría. Fuera de la asamblea legislativa regional quedaron Ciudadanos, Vox y neocom.
En cuanto a los socialistas, fueron la tercera fuerza política de la cámara, ya
que la segunda fue el Bloque Nacionalista Gallego, cuyo ascenso se explica por
una sola razón, que concurre también en otras regiones españolas: entre el
original -el beenegé (y no beenegá, como dicen los lerdos)- y las copias
(socialistas y neocom), el votante siempre acaba prefiriendo el
original.
En
Vascongadas tampoco nadie ponía en duda que ganarían el partido del orate
racista y machista. Tampoco nadie creía que alcanzara la mayoría absoluta, y
sólo quedaba la duda de si para gobernar se apoyaría en los etarras o en los
socialistas. El resultado final -que deja al tripartito de izquierdas soñado
por el Chepas a un solo escaño de la mayoría absoluta, que de alcanzarse
tendría como candidato lógico a la presidencia del consejo de gobierno regional
a la cabeza de la lista terrorista- sólo le deja dos alternativas posibles:
socialistas o etarras. En realidad, la de los etarras nunca fue una opción
realista, ya que sería como meter al enemigo en casa, y lo más probable es que
se los merendaran (aunque con los del PNV nunca se sabe); a cambio, el apoyo
socialista sería una especie de contrapartida por el que ellos prestan a Sin
vocales en Madrid.
Y
yo no veo el resultado cosechado por la coalición PP-Ciudadanos como un fracaso.
Al menos, no como un fracaso total. Mientras han mantenido unas tesis que
podríamos llamar vasquistas, los de Génova iban en un declive
continuado. Olvidaban que sólo cuando mantuvieron una postura netamente españolista
-Gregorio Ordóñez, Jaime Mayor Oreja, María San Gil- fue cuando consiguieron
unos buenos (relativamente hablando) resultados.
Así
que veremos si esto supone un cambio de rumbo o no ha sido más que prolongar la
agonía. Lo que, la verdad, sería una desgracia, para Vascongadas y para España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario