lunes, 20 de julio de 2020

Las elecciones regionales de hace ocho días

Ha tenido que pasar una semana para que encuentre el tiempo necesario para poner por escrito mi valoración de los resultados de las elecciones regionales en Galicia y Vascongadas. Más allá de decir que sucedió lo esperado, vamos a ello.
En Galicia, nadie ponía en duda la victoria del PP (o de Alberto Núñez-Feijóo, dada la preeminencia que durante la campaña se dio al candidato, en detrimento del partido), y muy pocos la mayoría absoluta. La cuestión era saber cuántos escaños sacaría. Fuera de la asamblea legislativa regional quedaron Ciudadanos, Vox y neocom. En cuanto a los socialistas, fueron la tercera fuerza política de la cámara, ya que la segunda fue el Bloque Nacionalista Gallego, cuyo ascenso se explica por una sola razón, que concurre también en otras regiones españolas: entre el original -el beenegé (y no beenegá, como dicen los lerdos)- y las copias (socialistas y neocom), el votante siempre acaba prefiriendo el original.
En Vascongadas tampoco nadie ponía en duda que ganarían el partido del orate racista y machista. Tampoco nadie creía que alcanzara la mayoría absoluta, y sólo quedaba la duda de si para gobernar se apoyaría en los etarras o en los socialistas. El resultado final -que deja al tripartito de izquierdas soñado por el Chepas a un solo escaño de la mayoría absoluta, que de alcanzarse tendría como candidato lógico a la presidencia del consejo de gobierno regional a la cabeza de la lista terrorista- sólo le deja dos alternativas posibles: socialistas o etarras. En realidad, la de los etarras nunca fue una opción realista, ya que sería como meter al enemigo en casa, y lo más probable es que se los merendaran (aunque con los del PNV nunca se sabe); a cambio, el apoyo socialista sería una especie de contrapartida por el que ellos prestan a Sin vocales en Madrid.
Y yo no veo el resultado cosechado por la coalición PP-Ciudadanos como un fracaso. Al menos, no como un fracaso total. Mientras han mantenido unas tesis que podríamos llamar vasquistas, los de Génova iban en un declive continuado. Olvidaban que sólo cuando mantuvieron una postura netamente españolista -Gregorio Ordóñez, Jaime Mayor Oreja, María San Gil- fue cuando consiguieron unos buenos (relativamente hablando) resultados.
Así que veremos si esto supone un cambio de rumbo o no ha sido más que prolongar la agonía. Lo que, la verdad, sería una desgracia, para Vascongadas y para España.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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