Al Pedro Almodóvar de hace unos años -unas décadas, más bien- le reconocía una cierta pericia técnica y habilidad en la creación de personajes y argumentos. Alguna película suya he visto -Volver- que me pareció hasta buena.
Sin embargo, ya hace tiempo que se dejó
llevar, en su vida y en su obra, por sus obsesiones ideológicas. Tanto sus
películas como sus declaraciones son puro panfleto: el personaje ha devorado a
la persona.
Por eso, cuando leí el titular que decía Almodóvar
se estrella en la taquilla española con 'La habitación de al lado', seguida
del subtitular A pesar de los polémicos titulares ideológicos del manchego,
La habitación de al lado consigue una entrada en taquilla poco destacable,
mi pensamiento fue no “a pesar de”, sino “precisamente por”.
Uno cosecha lo que siembra, y este lleva mucho tiempo sembrado rechazo.
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