Suelo decir que un socialista español y la verdad sólo coinciden si es por descuido. Pero esos descuidos, de vez en cuando, se producen.
Eso ocurrió hace dos semanas largas, cuando
los neocom -despechados por haberse visto preteridos en las querencias
del psicópata de la Moncloa por los cocuquistas, a los que desechará
como un pañuelo usado en cuando dejen de serles útiles- subieron la tensión
contra los de la mano y el capullo, y el desgobierno socialcomunista que tenemos
la desgracia de padecer les advirtió de que sus ideas sobre vivienda son inconstitucionales.
Siendo como son marxistas, cualquier cosa que
propongan los epígonos del Chepas chocará frontalmente con la Constitución.
Porque ésta busca establecer un marco de derechos y obligaciones, pero también
de libertades. Y los epígonos del caradura vocacional -y este calificativo vale
tanto para el judío alemán como para el hijo del terrorista- son, ante todo y
sobre todo, profundamente liberticidas.
Así que, por una vez, estaban en lo cierto.
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