Solía decirse de los partidos políticos -más generalmente del de la mano y el capullo, y más concretamente al Sur de Despeñaperros- que se aseguraban la asistencia multitudinaria a los actos de partido fletando autocares que cargaban de jubilados a los que recompensaban los servicios prestados con un bocadillo y un refresco.
Al parecer, hay costumbres difíciles de abandonar.
Pero ya no se limitan a tirar de afiliados sino que, como suelen hacer, usan lo
público para sus intereses particulares. Y es que el partido fundado por
Paulino Iglesias habría ordenado movilizar a sus fundaciones, y hasta a las empresas públicas, para llenar los actos subvencionados de la pareja del psicópata
de la Moncloa.
Es decir, que ponen el guion, el escenario, la estrella principal, los fondos para la función… y tienen que poner, además, el público.
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