miércoles, 20 de noviembre de 2024

Más nos vale encomendarnos al Altísimo

Hace un par de semanas se celebraron las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En realidad, se celebraban más comicios (creo que todo el Senado y un tercio de la Cámara de Representantes, por citar sólo los más importantes), pero los verdaderamente determinantes eran los que elegirían al próximo inquilino de la Casa Blanca.

A un lado se encontraba una mujer de sangre mestiza -tanto que, según le conviene, se presenta como negra o india-, con una ideología bastante difusa y que no da una respuesta clara a una pregunta directa así le vaya la vida en ello: es progre, claro. Al otro, un hombre de raza blanca, millonario y lascivo, delincuente condenado y hasta estrella de telerrealidad, que da respuestas simples a problemas complejos (lo sé, lo sé, es la definición de populista): los progres, claro está, le consideran un fascista.

Según las encuestas, las cosas estaban parejas. El resultado fue que ganó el millonario (la otra tampoco es que sea una muerta de hambre, nadie que llega a esos niveles en la política estadounidense lo es), y se convirtió en la segunda persona en ser presidente en dos mandatos no consecutivos.

Si los americanos han elegido bien o mal es algo que veremos a lo largo de los próximos cuatro años.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

No hay comentarios: