Mi madre solía citar la frase de que la ignorancia es osada. A esto yo, sobre la marcha, añado que, si además, es soberbia, lo que resulta es temeraria, es decir, imprudente.
La pareja del psicópata de la Moncloa es profundamente
ignorante. Listilla, como su pareja, pero ignorante. Sin escrúpulos, como el
padre de sus hijas, pero ignorante. Y henchida de un orgullo por otro punto
completamente injustificado, como el presidente del desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer, pero ignorante.
Y por todo ello, pensando, no que estaba por
encima del bien y del mal, sino que tenían tan controlados todos los resortes
del poder que nada podría afectarles, reclamó a La Caixa cuarenta mil euros anuales durante cuatro años para su chiring… cátedra.
Lo más sarcástico es que, en el documento que acompañaba a la petición, hablaba de una plataforma de medición recurrente sin ánimo de lucro, que ya manda dídimos.
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