Cuando el psicópata de la Moncloa prometió, una y otra vez, que no dejarían a nadie atrás, tenía razón: no se ha olvidado de nadie.
Porque su prioridad, como ha hecho siempre el
partido de la mano y el capullo, no ha variado un ápice: detentar el poder
tanto tiempo como sea posible y hacer todo lo necesario para ello, pasando por
encima de una montaña de cadáveres (literalmente) si se da el caso.
Y en mitad de la tragedia que ha supuesto la DANA
en Valencia -tragedia en la que no han jugado un papel precisamente pequeño la
derogación del Plan Hidrológico Nacional de Aznar por zETAp, la nefasta gestión
de la Pelos y la insolidaria actuación del desgobierno socialcomunista que
tenemos la desgracia de padecer- se han dedicado a subir los impuestos, amenazar con inspecciones de trabajo a las empresas y consumar el asalto a la televisión
pública estatal.
Porque lo que es importante, es importante… y
a los demás, que nos den.
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