martes, 19 de noviembre de 2024

Reflexiones atemporales CCXXXIV – Qué solos nos quedamos los vivos

En su rima septuagésimo tercera, Gustavo Adolfo Bécquer usa como (valga la palabra) estribillo los versos ¡Dios mío, qué solos/se quedan los muertos!

Sin embargo, me ha dado por pensar, esto no es así. Al menos, no para los creyentes. Salvo que se trate de monstruos, tendemos a pensar que nuestros finados son buenas personas y, por lo tanto, estarán en la Gloria.

Los vivos, en cambio, seguimos en la Tierra. Y cuando van muriendo nuestros abuelos, nuestros padres y tíos -aunque sea ley de vida, porque nada hay más antinatural que enterrar a un hijo-, vamos quedándonos en primera línea, y sin el apoyo de los que se han ido…

…aunque con la esperanza de volver a verlos.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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