En España, el vocablo sindicato nunca ha estado demasiado prestigiado. Del sindicato vertical hemos pasado a los sindicatos de clase y, claro, en cuanto dos se juntan se creen con derecho a constituir un sindicato, aunque no peguen un palo al agua ni lo vayan a hacer en su vida: estudiantes, inquilinos…
Es más, en España al menos, los sindicatos se
dedican a hacer lo contrario de aquello que proclaman defender: los obreros,
todo menos trabajar; los de estudiantes, todo menos hincar los codos; y los de inquilinos…
pues recabar adeptos para dejar de pagar el alquiler y hacer, en sus propias
palabras, un país salvaje.
Pues que tengan cuidado, porque en la selva rige la ley del más fuerte…
No hay comentarios:
Publicar un comentario