jueves, 21 de noviembre de 2024

Menos Bardenes y más Seguras

Cuando uno, al hacer algo, emplea la expresión por amor al arte, implica que está actuando desinteresadamente, sin buscar una retribución o recompensa. Un artista, por lo tanto, sería alguien que hace algo por ese algo en sí, no por el beneficio que pueda reportarle.

En España, los actores (es un decir… los tititicejas) acostumbran a denominarse a sí mismos como artistas. Cuando así lo hacen sin embargo, están en esto por la pasta, pura y dura. Es decir, un actor español podrá trabajar -buscará ganarse la vida- por amor al arte, pero si empieza a hablar de sí mismo como artista, hay que sospechar que lo que pretende realmente es darse la gran vida.

Al otro lado del charco, Atlántico abajo, parece ocurrir algo parecido: el cine ha dejado de ser un arte (el séptimo, en concreto) para pasar a ser una industria… o, más bien, un sacaperras (públicas, claro), salvo honrosas excepciones (que desconozco, pero que seguro que alguna excepción hay).

Y en su labor de adelgazamiento del despilfarro público, el presidente de Argentina ha condicionado las subvenciones al cine a algo tan objetivo como la audiencia. Al menos, así se librarán los argentinos de pagar con su dinero bodrios invisionables.

Ahora, si cundiera ese ejemplo en España, mejor nos iría.

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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