Probablemente no hayan caído en ello cuando lo hicieron, pero no deja de ser irónico.
Entre los muchos trapicheos que Víctor de
Aldama y la vicepresidente de la narcodictadura venezolana montaron, estaba el
de camuflar ciento cuatro barras de oro -tasadas en sesenta y ocho millones de
euros; a unos ochenta mil euros el quilo, salen ochocientos cincuenta quilos,
es decir, algo más de ocho quilos por lingote- como suministros médicos
en un vuelo entre Moscú y Zambia.
Desde luego, el dorado metal no es la panacea universal, pero permite comprar un montón de medicinas…
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