En uno de los dos cursos de Derecho penal que tuve en la carrera, el profesor nos planteó la cuestión de qué reformas introduciríamos, de tener la posibilidad, en el ordenamiento español. Recuerdo bien que una de las que yo escribí -influido, probablemente, por películas como La leyenda del indomable y similares- fue el hecho de que los reclusos pudieran redimir días de pena trabajando. Pero no haciendo pamemas, sino ganándose la remisión de la pena con, literalmente, el sudor de su frente.
Quizá el presidente de Argentina haya seguido
el mismo tipo de cinematografía que yo, porque hace un par de semanas lanzó la
iniciativa -expresada, muy en su línea, como se acabó la vagancia en la cárcel- de que los reclusos tengan que realizar trabajos de mantenimiento de
las instalaciones penitenciarias donde cumplen condena.
Lo cual, en un continente donde el vandalismo carcelario es casi una costumbre, no es poca tarea, no…
P.D.: Sí, sé qué implica el título de esta entrada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario