Cuando mis hermanos y yo éramos pequeños, había una frase que nuestra madre empleaba de vez en cuando, en ocasión de alguna trastada que hubiéramos hecho. La frase en cuestión era tienes más miedo que vergüenza, en el sentido de que si se reconocía la trastada en cuestión, no era por un sentimiento de culpa o de arrepentimiento, sino de temor al castigo. Es el caso del ladrón al que pillan con las manos en la masa: si se lamenta, no es por robar, sino porque le han atrapado.
Podríamos decir que lo mismo
ocurre con los miembros del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia
de padecer… de no saber que carecen absolutamente de vergüenza. En relación con
la ola de protestas que en la propia isla se ha desatado contra el criminal
régimen cubano, no hay manera de que digan que es lo que es: una dictadura. Debe
ser que, como es comunista, es menos dictadura; más tolerable para ellos, desde
luego.
Así, el psicópata de la Moncloa
considera evidente que Cuba no es una democracia, pero no habla de dictadura; Nadia Calviño, en una de esas pomposas salidas a las que tan aficionada
es la izmierda, se negó a decir
que Cuba es una dictadura porque etiquetar no es productivo (no se muestran
tan remisos cuando de etiquetar a la derecha patria se trata, por poner un
ejemplo); y la Yoli, alias Begoño II, que no es más
tonta porque no entrena, aunque vaya de lista, reconoció sin querer en Televisión
Española que Cuba es una dictadura:
La Yoli: para ser una democracia hay que cumplir los estándares de la ONU.
La entrevistadora: Cuba no los cumple, luego es una dictadura.
La Yoli: ahí lo dejo.
Quod erat demostrandum.
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