Si hace unos días comentaba que una posible vacuna contra la COVID-19 desarrollada en España no había recibido aún el visto bueno para comenzar los ensayos en humanos, hoy toca decir que el ninisterio de Mortandad ha autorizado los ensayos de otra, un antídoto desarrollado por una empresa catalana (qué sospechoso, ¿no?), mientras que la vacuna del investigador del CSIC Mariano Esteban sigue sin recibir el visto bueno.
Lo más patético fue ver la
entrevista que le hacían a una supuesta enterada (no sé si científica o
no, si participante en la vacuna o no), que demostraba la indigencia
intelectual de quien entrevistaba y la poca sinceridad (o la cobardía) de quien
era entrevistada.
A la pregunta de si la vacuna
tenía algún efecto secundario, la respuesta más sincera y más directa habría
sido algo como joder, qué pregunta más estúpida me haces… no tenemos ni puta
idea, todavía no hemos empezado los ensayos en seres humanos, ¿o es que no te
has preparado la entrevista?
En cambio, se fue por los cerros
de Úbeda diciendo que si modelos por aquí, que si proyecciones por allá… y
acabó no diciendo nada concreto, pero llenando minutos con cháchara inane, inútil
e insulsa.
Por ello, y por mucho más…
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