El nivel de la educación española es, o da la impresión de ser, patético. Y la culpa es de los socialistas, sólo de los socialistas y nada más que de los socialistas. Suyas han sido todas las leyes sobre la materia que se han aplicado en las últimas cuatro décadas; porque, cuando la derecha ha aprobado una ley, la comunidad educativa se negó a aplicarla… lo que da una idea de lo podrido que está, académicamente hablando, ese mundo.
En un afán de superación nada
loable, cada nueva norma es todavía peor que la anterior. El último
despropósito es extender la llamada perspectiva de género nada menos que
a las matemáticas. Así, el nuevo currículo menciona más veces la palabra género
que las sumas o restas, y aboga por imprimir un sentido socioemocional (vaya
usted a saber qué dídimos será eso) a las Matemáticas. Además, los menores de
doce años serán instruidos en identidad de género, problemas ecosociales y cambio climático.
Al menos, esta vez la oposición no se ha quedado de brazos cruzados y ha cargado contra la solemne bobada del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, al que han calificado de chusma totalitaria.
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