Los detractores de Laffer dicen que el economista no dedujo ninguna ley, sino que se limitó a unir los puntos. Suponiendo que los críticos tengan razón, lo que es incuestionable es que los puntos estaban ahí, aunque no haya una relación de causa a efecto.
Es decir, hay ocasiones en los
que un aumento del tipo impositivo no tiene como consecuencia una mayor recaudación,
sino al contrario; y, a la recíproca, una bajada en los impuestos va acompañada
de una mayor recaudación. Si esto sucede porque debe suceder así o
porque, como decían en Shakespeare enamorado, todo resulta ser un
misterio, es irrelevante: el caso es que sucede.
Uno de esos casos ha ocurrido en
Madrid, donde el gobierno del PP (ese que lo está haciendo tan mal, según la
izquierda, pero al que los madrileños, masocas ellos, no paran de votar vez
tras vez), con unos impuestos comparativamente bajos (eso a lo que los inútiles
de la izmierda llama dumping fiscal), acaba de obtener un récord histórico de recaudación con los grandes impuestos.
Luego vendrán los maricomplejines y los giliprogres y hablarán de casualidad, no de causalidad…
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