Para los golpistas catalanes, ellos mismos son más demócratas que nadie, más tolerantes que nadie y más avanzados que nadie. Son el resto de los españoles, esa raza de bestias falsificadora de la Historia que se ha dedicado a sustraer a la raza catalana todo lo que legítimamente les pertenece, desde san José al Quijote, los que se dedican a difundir mentiras, insidias y calumnias sobre ese movimiento alegre, feliz y sonriente que es el secesionismo catalán.
Todo mentira, claro. Más falso
que un euro de corcho, con menos valor que los documentos de identidad de la
republiqueta independiente de Catetonia (esa que no existe, imbéciles). Hasta los
extranjeros residentes en Cataluña -y no sólo las empresas, también los
particulares- están haciendo el petate y marchándose.
El último ha sido un tal Sean
Scully, un artista del que no tenía noticia pero del que alabo su buen
sentido… y critico su lentitud en comprender. Él y su familia han dejado
Barcelona, hartos de nacionalismo. Según dice, no pudieron con esa mierda.
Vamos a ver, señor Scully, que la cosa apestaba desde el principio. No por nada el símbolo más reconocible de Cataluña es un individuo cagando…
No hay comentarios:
Publicar un comentario