Como lo que se ingiere se excreta, los secesionistas catalanes han demostrado ser, en eso, tan humanos como los demás.
Llevan comiendo mierda durante
cuarenta años (o más), y de ambos extremos de su tubo digestivo prácticamente
no sale otra cosa que mierda. Por arriba y por abajo, por delante y por detrás.
Si ayer hablaba de la autorización
concedida por el ninisterio de Mortandad a un laboratorio catalán para
comenzar los ensayos de su vacuna contra la COVID-19 en humanos, hoy toca
hablar de la reacción de un parlamentario regional de los de Cocomocho
-y estos son, se supone, los menos radicales de todos… anda qué…-: cuando la televisión
pública regional -que ya sabemos de qué pie cojea- dijo que esa vacuna era española,
el representante popular la mandó, literal y textualmente, a la mierda.
Por ello, dado que como todos los gobiernos anteriores permiten semejante estado de cosas, y por mucho más…
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