Como no me canso de repetir, el odio que los golpistas catalanes se profesan unos a otros sólo cede ante el aborrecimiento que todos ellos sienten por España …lo cual, ahora que lo pienso, es aborrecerse a sí mismos, desde el punto y hora en que son españoles, por mucho que lo nieguen y por mucho que lo detesten.
Prueba de lo que digo es que,
incluso en un momento de aparente triunfo para ellos, no pueden evitar
despellejarse unos a otros. En efecto, las cesiones del desgobierno socialcomunista
que tenemos la desgracia de padecer y los millones destinados a la ampliación
del aeropuerto de El Prat deberían haberles contentado o, a lo menos, calmado.
En cambio, lo que han hecho las genucesiones
del psicópata de la Moncloa y su cuadrilla de sicofantes (que no sé exactamente
qué es lo que es, pero que resulta sonoro, ¿verdad?) ha sido descolocarles y agudizar sus tensiones internas. No estaban preparado para tanto, tan pronto, y
-esto es lo único racional y prudente de todo el asunto- no se fían de Sin
vocales.
Mira tú si la solución va a ser cebarles y cebarles hasta que alcancen masa crítica y revienten… Mientras no se nos lleven a todos por delante, casi me gustaría la idea… de no ser porque, insaciables como son, antes dejarían seca a España en el proceso.
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