lunes, 30 de agosto de 2021

Acalorado (no) estoy

Una de las razones por las que me declaro escéptico en relación con el tema del cambio climático es por la manifiesta incoherencia de sus apologetas. No sólo porque dicen una cosa y hacen la contraria (algo bastante propio de los giliprogres), sino porque son capaces de decir una cosa y la contraria en la misma frase.

Así, el IPCC (el chiringuito de la ONU en relación con el tema), además de culpar al ser humano del apocalipsis climático inminente e irreversible, pide cien mil millones (de dólares, de euros… ¿qué más da?) para evitarlo. Lo cual resultaría bastante complicado porque, como no se cansan de decir, es algo irreversible, es decir, que se va a producir de todos modos, hagamos lo que hagamos.

Mientras, gobiernos tan verdes como el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer abogan por la fabricación de coches eléctricos, porque al circular no emiten sustancias contaminantes. Olvidan -siendo generosos- u omiten -siendo realistas- que la fabricación de ese tipo de vehículos implica el uso de hasta cuarenta contaminantes.

Otro mantra de la izmierda retroprogre es que estamos en un planeta de recursos finitos (obvio), por lo que el crecimiento sería limitado. De nuevo olvidan (u omiten) que en la economía capitalista (la única economía de verdad, la socialista es una ruina subvencionada) se ha ido, con el tiempo, optimizando el empleo de esos recursos materiales. Al igual que los apocalípticos religiosos, que tienen que ir retrasando una y otra vez el fin del mundo (que esta vez sí, de verdad, se va a producir, en serio), los ecolojetas sandía (recordemos, verdes por fuera, rojos por dentro) han ido posponiendo una y otra vez la fecha en la que los combustibles fósiles se agotarían.

Así, entre nosotros, ojalá se hubieran agotado hace tiempo, porque dado que las energías renovables son insuficientes para cubrir la demanda (son la energía del mañana… y mañana seguirán siéndolo), habría que haber recurrido a la nuclear. La única que, por mucho que joda al progretariado, rinde mucho y contamina poco.

Para remate, una perla de la Demóstenes de Andazulía. La culpa de todo en general, y del precio de la luz actualmente, es, como siempre, de la derecha. Según ella, Rajoy y Aznar se cargaron el impulso de las energías alternativas.

Iba a decir que, teniendo en cuenta que en lo que llevamos de siglo, la izquierda ha gobernado más que la derecha, ya podrían haber hecho algo. Pero me he dado cuenta de que, por los pelos, la derecha ha gobernado más que la izquierda (once años contra diez), así que reformularé mi colleja y diré que quizá es que esas alternativas no sean viables.

Y es que es duro luchar contra la realidad, por mucho que la izmierda se empeñe en hacerlo…

¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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