El movimiento secesionista catalán se divide, a grandes rasgos, en dos grupos: uno, más pequeño, el de los líderes, que harán grandes proclamas, palabras altisonantes y declaraciones solemnes, pero que raramente se remangarán y bajarán al ruedo; y otro, mucho más amplio, el de las masas azuzadas, que no tienen dos dedos de frente, tienen la sesera lavada y no razonan, sólo actúan.
Por eso, cuando Chistorra ha reaparecido, pidiendo proclamar la independencia y defenderla en la calle, he tenido clarísimo que, si las cosas van mal dadas, lo más probable es que coja el camino de Waterloo, a reunirse con Cocomocho, mientras son otros los que se baten el cobre y los que reciben los (escasos, tanto en términos absolutos como relativos) porrazos.
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