Los secesionistas catalanes son expertos, entre otras cosas, en negar la evidencia. Si ello supone, además, hacerse las víctimas, su actuación alcanza ya cotas delirantes.
Tomemos el caso de un instituto
de Barcelona, en el que se afirma que Hasel y Cuixart (ni idea de quien es este
último, ni ganas de averiguarlo) han sido perseguidos por sus ideas. Siendo
generosos, eso es sólo parte de la verdad; porque hay ideas que son negativas
o, directamente, perseguibles: la idea de elaborar un plan detallado para
cometer un atraco, la idea de proyectar un atentado, o las ideas que te llevan
a difundir mensajes de odio o de incumplimiento de la Ley.
En tal caso, bien perseguidos están.
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