Lo de tocarse la entrepierna a dos manos debe ser algo que los neocom españoles llevan implantado de serie. Si ayer mencionaba al mamarracho alfalfa, que considera de estúpidos el trabajar duro, hoy toca hacerlo de su sucesora Juanita Petarda, con una referencia oblicua al que parecía el alter ego del Chepas, la misma basura izquierdista con un envoltorio más cordial.
A ese individuo suelo apodarle el
becario ubicuo, por aquel episodio en el que cobraba una beca universitaria
de una facultad andaluza sin pisar el campus de la misma. Quizá bilocado
sería más ajustado a la realidad, pero lo de ubicuo suena como más
rotundo. Ya con este precedente dio muestras de ese rasgo de los comunistas
modernos, aficionados a darse la gran vida sudando lo menos posible. Algo que,
ya metido en tareas parlamentarias y tras tarifar con su otrora compañero de
fatigas (ejem) políticas, llevó a un nuevo nivel, proponiendo la jornada
semanal de cuatro días.
Ahora es la ninistra 2030
(en su caso, quizá haga referencia a los dos baremos entre los que se mueve su
capacidad intelectual) la que va un paso más allá, apostando por la jornada
semanal de veinte horas. Todo ello, naturalmente, sin reducir el salario. Como
son comunistas, ya sabemos cuál es su receta para solucionar el problema: darle
a la máquina de hacer dinero. Que no lo dice ella, lo dice el hermano del ninistro
de Abstinencia.
Y todavía hay quienes defienden el comunismo. Anda que…
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