Cual talibanes con barretina, los separatistas catalanes no toleran ni un punto menos de la absoluta pureza ideológica… según sus estándares, por supuesto.
La última figura a la que han
puesto en la diana es el que fuera jefe de la policía regional, el Trapero mayor
(¿o era al revés?), al que señalan por sus (a sus butifarrados ojos) excesivos
viajes a Madrid, y cuyo cese exigen.
Esta gente cada vez me recuerda mal a los personajes de Vidas paralelas, la canción de La Trinca. Van a acabar quedándose más solos que la una, de tanto depurar y depurar.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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