Aplicando la doctrina Mafalda -que no pasa de ser una versión de andar por casa del qui prodest latino-, cada vez parece más claro, no sólo que los chinos tuvieron algo que ver con la pandemia de la COVID-19, sino que sabían de ello mucho antes de lo que reconocieron (o viceversa).
La Organización Mundial de la
Salud -y ya sabemos de quién es amigo su máximo dirigente- acaba de
plantear una nueva hipótesis sobre el origen del coronavirus que, mira tú por
donde, no molesta a la China comunista. Se trata de una teoría a caballo entre
el origen animal y el escape de un laboratorio, mediante la que China desvía la
atención hacia España, Italia, Francia y EEUU.
Por ello, y por mucho más…
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