Cuenta la Historia que cuando los tres lugartenientes de Viriato, tras haber asesinado al bravo pastor lusitano, se presentaron ante los romanos a reclamar lo prometido, la respuesta que recibieron fue Roma no paga traidores.
Podríamos decir que los golpistas
catalanes han ido un paso más allá. Fieles al arquetipo de que en la región son
más agarrados que un chotis (aunque éste sea un baile madrileño), no pagan ni a
los propios, una vez han dejado de serles de utilidad. O, dicho de otra manera,
cambian las decisiones de sus predecesores cuando no se adecúan a sus intereses
particulares.
El anterior presidente del
consejo regional de gobierno, el nada honorable Chistorra, se montó una
guardia pretoriana con lo más granado del independentismo policial, haciéndola
depender del jefe de la policía. El actual, la Pera Aragonesa, ha
decidido darle la vuelta al asunto, creando una nueva área de guardaespaldas
para los gerifaltes regionales (aunque la noticia diga los principales
líderes políticos catalanes, algo me dice que en ese grupo no van a estar
incluidos los del PP, Ciudadanos o Vox), al tiempo que la hacen depender de un
cargo político.
¿Hacen esto por operatividad? ¿Por el interés general? ¿O porque los que mandan ahora son los ierreceos y quieren hacer las cosas a su manera?
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