Vaya por delante que esta
probablemente sea una de las reflexiones más personales que haga. O quizá no,
porque tiendo a ser más bien hermético, y una cosa es escribir para
desconocidos, y otra para gente que te conoce. Vamos, que conozco a alguno de
los lectores habituales de este blog. En fin, veremos lo que sale.
Evidentemente, siempre hay cosas
que uno cambiaría. A pequeña escala, si pudiera hablar con mi yo de hace quince
años, le diría que no fuera imbécil y que se comprara un cinco puertas, en
lugar de un tres puertas; y automático, además. Yendo un poco más atrás, me
diría a mí mismo que comprara una casa de cuatro dormitorios, y no de tres -uno
nunca tiene suficiente espacio, y menos alguien con algo parecido al síndrome
de Diógenes-, con terraza, que porque llegaría el momento en que le (me) apetecería
salir a leer al aire libre, pero dentro de tu propio piso y en Madrid.
Yendo a cosas más
trascendentales, hay gente conocida, seres queridos, parientes incluso (y
próximos), que han muerto de cáncer. Si pudiera volver atrás, ¿les avisaría
para que descubrieran la enfermedad en un estadio más temprano, en lugar de
cuando era ya irreversible?
En lo académico… no, no voy a
decir que cambiaría las respuestas del examen, o que prepararía determinados
temas de la oposición. Eso sería hacer trampa, hasta para un viajero del tiempo
(aunque sea mental). ¿Estudiaría más duro, con más ahínco? ¿Daría más de mí,
esforzándome al máximo?
En lo personal, ¿le diría a esta
o a aquella chica que me gustaba, en lugar de callar por miedo al no? ¿Dejaría
de decírselo a aquella otra, sabiendo que la cosa no iba a llegar a ninguna
parte? ¿No buscaría la amistad con esta persona, o no haría ese otro viaje con
aquella, sabiendo que iba a tener ratos desgradables?
La respuesta a todas esas
preguntas la leí, o la escuché, hace poco. No, no cambiaría ni una coma de mi vida,
porque lo que soy en este momento es el resultado de lo vivido hasta ahora. Si cambiara
alguna cosa, aunque fuera pequeña, ya no sería la persona que soy en este
momento. Sería otra… que probablemente se estaría, eso sí, preguntando si
cambiaría algo de su vida pasada.
Y, con un poco de suerte,
llegando a la misma conclusión.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!