Me ha llevado tiempo -es un libro largo-, pero por fin he terminado la monumental biografía que Andrew Roberts ha escrito sobre el político británico.
Hace mucho, mucho tiempo -en 1.984,
de hecho-, se vendió en los quioscos de prensa una colección de biografías. De
ellas compré tres, de los primeros volúmenes: las dedicadas a Churchill,
Eisntein y Ghandi. Contemporáneos -más o menos: el británico nació en 1.874 y murió
en 1.965; el alemán vivió entre 1.879 y 1.955; finalmente, el hindú, entre
1.869 y 1.948-, eran tres figuras bastante diferentes: el hindú lo más parecido
a un santo que ha habido en el siglo XX, el científico un genio, y el político
británico un hombre común… o no tanto.
Por otra parte, desde entonces leí
más biografías de Churchill -y también varios de sus obras de memorias-, pero
no de las otras dos figuras. Lo que fui sabiendo de ellos, en cambio, me
hicieron bajarles del pedestal (el filonazismo, o casi, de Gandhi, lo mal que
Einstein trató a su primera esposa…). De Churchill también fui conociendo cada vez
más cosas, pero el profundizar en sus defectos -los tenía, y bastantes- no ha
hecho sino que le admire cada vez más. Suelo decir que fue el hombre adecuado
en el momento correcto -la Segunda Guerra Mundial-, y el que no llegara a las
mismas cotas de grandeza ni antes ni después viene a confirmar lo que digo.
Ciñéndome al libro del que trata esta entrada, tengo que decir que me ha gustado bastante. Siempre descubres cosas nuevas -más allá de que el autor haya podido consultar los diarios personales de Jorge VI-, y encontrarse con las muestras de agudeza del descendiente de Mambrú siempre es un placer. Por otra parte, y enlazando con el párrafo anterior, Roberts dedica aproximadamente la mitad del libro a relatar los primeros sesenta y seis años de vida del biografiado, y la otra mitad a los últimos veinticuatro; y de esta segunda parte, la parte del león se la lleva el lustro que estuvo al frente del Gobierno de Su Graciosa Majestad durante la Segunda Guerra Mundial.
Me ha decepcionado que no recoja la cita de su famosa frase tras la conferencia de Múnich - Os dieron a elegir entre el deshonor y la
guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra-; me ha
molestado que se refiera al régimen franquista como falangista -lo de fascista
lo doy por descontado, pero ¿qué le dice a alguien que no sea español la
figura de José Antonio Primo de Rivera?, lo que me hace suponer que pueda ser
una licencia del traductor-; me ha sorprendido el ramplón título en español,
tan distinto del original inglés (Walking with Destiny); y me ha
conmovido el relato de la muerte y honras fúnebres de quien fue, sin duda
alguna, el británico más grande, más eminente y más determinante del siglo XX y
lo que llevamos del XXI.
Para terminar, cuando un autor acomete la biografía de una figura histórica puede ser para ensalzarle o para defenestrarle. Aunque Roberts no omite la mención de los defectos y errores del biografiado, mi conclusión es que es un autor indudablemente pro-Churchill.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!
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