Vaya por delante que el asesinato de un niño, nacido o no nacido -para mí, un feto es una persona desde el mismo momento de la concepción-, me parece uno de los crímenes más abominables que puede cometer un ser humano. Si todavía defendiera la pena de muerte, sería uno de los casos en los que la aplicaría sin dudarlo uno solo instante.
Con motivo del hallazgo del
cadáver de la mayor de las dos niñas desaparecidas en Canarias -suena duro
decirlo, pero nunca esperé que las niñas aparecieran vivas- se han sucedido una
serie de mensajes de todo tipo. Los más considerados orbitan en la zona de ese
dibujo que ha publicado una artista, en el que la niña aparece como una sirena.
En el otro lado de espectro se
encuentran feminazis, giliprogres y demás patulea colorá. Para esa turba
de histéricos -aunque, básicamente, son histéricas-, el dibujo antedicho es
inconveniente, y los varones somos todos asesinos casi por el mero hecho de
serlo.
En este ámbito me he topado con
la expresión violencia vicaria. Por lo visto, es la que se ejecuta
contra los hijos para hacer daño al otro miembro de la pareja. El ejecutor es
siempre, a lo que se ve, el varón heterosexual; porque cuando planteé el caso
de que si cabía la posibilidad de que esa violencia fuera ejercida por la madre
me pusieron como hoja de perejil, me acusaron de falta de empatía y me
amenazaron con banearme del muro de la persona a la que había dirigido la
pregunta -una mujer a la que conozco desde hace veinte años, de vida alegre (en
el sentido literal, no en el maledicente) y despreocupada por entonces y que
ahora parece que sus hijas, además de sorberle la leche, le han sorbido el seso-,
persona a la que sus conocidos alabaron su educación y comedimiento. O sea, que
todavía tengo que dar gracias, porque si no se hubiera contenido lo mismo me
acusa a mí del crimen.
Una de las cosas que afirmaba
esta mujer es que por cada mujer que asesina a los hijos, hay diez varones. Sin
embargo, en esto -como en casi todo-, los giliprogres están equivocados
(siendo benévolos) o mienten como bellacos (siendo algo más realistas). Porque resulta
que, de cada diez filicidios, siete son cometidos por mujeres (noventa y cinco
de cada cien en el caso de neonaticidios).
Porque la llamada Ley de
Violencia de Género (vamos a dejar lo de género y sexo para otra
ocasión) es doblemente inconstitucional: se carga la presunción de inocencia y
se carga la no discriminación por razón de sexo y de tendencia/orientación/opción/comocoñoquieranllamarla
sexual: si eres varón heterosexual, estás jodido (no digamos si, además, eres
blanco y católico); si eres mujer… bueno, estarás transtornada (¿como la madre de
la niña Asunta, que la drogó y asesinó?); y si eres homosexual (que nadie me
diga que en el comportamiento de Miguel Bosé para con sus hijos no había ganas
de fastidiar a su ex pareja), entonces el asunto ni se comenta.
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