En relación con el golpe de Estado en Cataluña, es de aplicación aquella cita de la serie de historietas El corsario de hierro en la que un sabio consejero, dando la vuelta a la frase del Evangelio, decía que no se trata de que ‘el que no está conmigo, está contra mí’, sino de que ‘el que no está contra mí, está conmigo’.
Es decir, los que no se oponen al
golpe de Estado, ni lo critican, ni consideran que sus responsables deben ser
castigados (y severamente además) son tan cómplices del mismo como aquellos que
lo apoyan; con el agravante de su cobardía: si piensas algo, ten los dídimos de
defenderlo.
Es decir, que tan culpable es el maricatalino
cuando aboga por un referéndum en la región sobre el marco de convivencia
como la líder esa (cada vez menos líder) cuando dice que no quiere contribuir al ruido y calla su opinión sobre el indulto a los golpistas (que tampoco
es tan complicado, incluso para ella: a ver, Susanita, o estás de acuerdo, o
estás en contra), o como la neocom (y manda-algo en el partido,
si le dejan) Juanita Petarda, que pide que Cocomocho pueda volver
a España sin ser detenido ni juzgado.
En cambio, la posición de Isabel Díaz Ayuso no deja lugar a dudas, cuando pide al psicópata de la Moncloa la misma magnanimidad que dispensa a los golpistas con los catalanes expulsados de su tierra.
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