Cada vez que Cataluña ha querido separarse de España ha tomado la opción lógica (en términos de geopolítica) y ha buscado arrimarse a Francia. Por suerte para la vida de los separatistas catalanes actuales, no tuvieron éxito.
Porque Francia es un país serio,
que no tolera las tonterías. Para empezar, es ferozmente centralista, con lo
que Cataluña como región tendría muchas menos competencias de las que tiene con
España. Luego, porque el único idioma oficial en toda Francia es el francés:
nada de inmersión lingüística, nada de cooficialidad, nada de catalán, nada de
vascuence, nada de nada.
Prueba de esta seriedad es que
hace apenas un mes el gobierno galo decidió vetar el lenguaje excluyente -es
decir, el mal llamado lenguaje inclusivo- por ser un obstáculo al aprendizaje. Como suelo decir, ese lenguaje sólo tiene una ventaja, y es que el
que lo emplea dice la mitad de tonterías que hablando normalmente.
Eso sí, las repite dos veces.
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