Una rama pintoresca de los políticamente correctos es la integrada por aquellos que podríamos llamar revisionistas históricos. Son gente sin puñetera idea de la Historia, empeñados en contemplar y juzgar los acontecimientos pasados desde la óptica y con los criterios del presente.
Esta postura es estúpida por
varias razones. La primera, por falta de prudencia: dado que, como ya señaló
Heráclito, todo cambia, ha de llegar indefectiblemente el momento en que esa
postura que los ofendiditos sostienen será arrumbada y sustituida por
otra. Es decir, que los críticos pasarán a ser criticados.
Pero es que, además, lo pasado, pasado
esta. Y pasó, además, en unas circunstancias que, por deplorables que pudieran
ser, eran las que eran. Y eso no van a cambiarlo, por mucho que se empeñen.
Por eso, que el estado de Nueva York
deje de considerar como festivo escolar el día de Colón -el 12 de
Octubre- no podrá evitar que fuera un navegante mediterráneo -eso parece fuera
de toda duda-, al servicio de la Corona de Castilla, el que comandara un viaje
que estaba llamado a dejar huella duradera en los países al otro lado del
Atlántico (siendo este lado el europeo).
Y que sean los anglosajones los que cometieron un mayor genocidio con los nativos americanos, en el territorio que hoy es, se supone, el epítome de la democracia, la libertad, la tolerancia… y la idiocia supina.
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