La tesis (o hipótesis) de que el virus responsable de la Covid-19 fue creado en un laboratorio -el cómo saliera de allí ya es otra historia- cada vez va cogiendo más predicamento.
Y que algunos supieron de ello, y
callaron, también. Y como primero están los rivales, luego los enemigos y,
finalmente, los compañeros de partido, resulta que se está sabiendo por gente
de la misma cuerda que los implicados.
Así, el estudio de genoma del
virus de marras demostraría que fue creado en un laboratorio. Y un tal Anthony
Fauci -para entendernos, el Fernando Simón de Estados Unidos- parece que lo
sabía perfectamente, y que además estaba al corriente de que podía ser un virus
diseñado y peligroso, mucho antes de la declaración de la pandemia mundial.
Y todo esto no lo sabemos por
algún periódico de Murdoch, ese facista amarillista. No, el medio que ha
publicado la noticia es el Washington Post, pilar de la prensa demócrata useña.
Fiel al estilo retroprogre, cuando empezó a cuestionarse el origen natural del
virus tildó la postura de teoría de la conspiración de desquiciados.
Y como Roma no paga traidores, y
el giliprogretariado desconoce la práctica del concepto de lealtad
-llegado el caso, la derecha tampoco va mucho más allá-, Joseph Biden y el
conglomerado mediático pro-demócrata no apoyan a Fauci, y lo exponen como
culpable de apoyar a China. Aunque en menos de horas veinticuatro, el pedófilo
ocupante del Despacho Oval declaró que confía en Fauci. Como esa confianza
sea la misma que manifiestan los consejos de dirección de los clubes de fútbol
con respecto a su entrenador en ciertas circunstancias, al bueno del doctor le queda
medio telediario en el puesto.
Por ello, y por mucho más…
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