La estulticia de los integrantes del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer sólo tiene parangón en su falta de vergüenza.
Sólo así se explica que digan las
tonterías que dicen sin que se les mueva un músculo de la cara. Ni siquiera el
de la risa, porque se deben pensar que los que les tenemos que escuchar somos
tan cortos de entendederas como los que les votan.
La penúltima, de momento, fue la ninistra
del paro, esa comunista irredenta que sigue anclada, como todos sus
correligionarios, en la mentalidad de hace quince décadas que consideraba que
el empresario -sea pequeño, grande o mediopensionista- es el malo de la
película. Begoño II ha dicho, sin que se le pongan los pelos como
escarpias, que España es un ejemplo para Europa en el aspecto laboral, cuando tenemos las peores cifras de todo el continente.
Ejemplo de lo que no se debe hacer, porque otra cosa…
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