Hace un par de días, enrabietado porque ya nadie le toma en serio -o quizá haciendo simplemente de correa de transmisión del amo que dirige sus actos-, el portacoz científico del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer afirmaba que si la gente no había hecho caso a las recomendaciones del consejo de ninistros, y había optado por una segunda dosis de AstraZeneca en lugar de recurrir a otra vacuna, era porque los medios de comunicación les habían confundido.
Fue incluso más allá: insinuó
intereses espurios en los datos aportados por los medios de comunicación, como
diciendo que si afirmaban una cosa, y no otra, era porque alguien les pagaba
para hacerlo.
Enseguida, los inmunólogos -algo
que el portacoz no es, y los portacozados mucho menos- le
corrigieron: la población había hecho caso, sí, pero no a los medios, sino a los médicos. En la ce estaba el detalle, a lo que parece. Ce de caos, de
calamidad, de capullo, de catástrofe, de criminal, de corrupción y de chalaneo.
Por ello, y por mucho más…
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