No recuerdo exactamente por qué elegí la noticia de que Moncloa aprobaba una declaración institucional de apoyo al colectivo NoCHe y contra el machismo y el patriarcado, proclamando que España es un país feminista.
De lo que sí estoy seguro es de
que cuando ha llegado el momento de escribir sobre ello, cosa de un mes
después, se me ocurren muchos comentarios. Como que al desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer le encantan las
declaraciones pomposas y huecas. Como que no les importa contradecirse, ya que
si España es tan feminista como dicen, no deberían producirse todos esos crímenes
machistas que tanto critican (asumiendo que cuando un hombre mata a una
mujer, la mata porque es mujer y porque él es hombre). Como que las soluciones
que proponen, o caen de lleno en el ridículo -poner faldas a los muñequitos de
los semáforos- o se zambullen en la más flagrante inconstitucionalidad (al
cargarse, con un solo tiro, la presunción de inocencia y la no discriminación).
O como que pierden el tiempo en predicar, cuando lo que toca es dar trigo. Algo de lo que no tienen ni refitolera idea.
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