Que las razones para indultar a los golpistas catalanes son única y exclusivamente políticas es algo que puede ver hasta el izquierdista más recalcitrante, por muchas anteojeras ideológicas que tenga (otra cosa es que lo reconozca).
Porque si el desgobierno
socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer dice que indulta al
bleferóptico con sobrepeso por su peso indiscutible en la relación conCataluña, lo único que se me ocurre decir -aparte de qué relación cabe
entre el todo y una parte- es que resulta un poco ofensivo llamar gordo a la
cara a quien te está prestando apoyo parlamentario.
No será por eso, evidentemente,
que el consejo regional de gobierno de Cataluña reaccione a los indultos
exigiendo la amnistía y un referéndum (otro). Será más bien porque no están
arrepentidos, no tienen ni el más mínimo propósito de la enmienda y, como no se
cansan de decir, lo volverán a hacer.
Y mientras, el Ministerio del ninistro Pekeño todavía tiene pendiente entregar las condecoraciones a los agentes de la Benemérita que participaron en los despliegues del butifarrendum II, o jubila a varios de los agentes heridos en los disturbios, sin reconocerles la enfermedad en acto de servicio, provocando así un importante perjuicio económico.
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