La decadencia moral de Occidente parece imparable. Es lo único que se me ocurre cuando leo la noticia de que El Parlamento Europeo pretende declarar el aborto derecho humano y eliminar la objeción de conciencia de los médicos.
El Imperio Romano comenzó su
decadencia cuando sus clases dirigentes olvidaron dedicarse al deber y
prefirieron refocilarse en el placer. Blandos y corruptos, fueron presa fácil
de pueblos más ambiciosos, más recios, menos civilizados. Europa, cuna
de la civilización occidental, parece decidida a seguir el mismo camino.
Porque es una aberración declarar
como derecho lo que no es sino un crimen monstruoso, ya que se ejecuta
contra quienes no tienen voz ni modo de defenderse, los no nacidos. ¿Y a quién
se va a conceder ese derecho? ¿Sólo a las mujeres? ¿Por qué? ¿Por el accidente
biológico, que dirían las giliprogres feminazis, de ser ellas las
que gestan? ¿Por qué el padre no va a poder decidir sobre la materia, incluso
contra la voluntad de la madre, y en cambio se permite decidir a ésta en contra
de la voluntad del padre?
Las palabras anteriores pueden
ser tildadas de barbaridades, pero no lo son menos que eso que pretenden hacer
norma jurídica. ¿Y qué decir de eliminar la objeción de conciencia de los médicos,
lo que equivale a convertirles en asesinos contra su voluntad? El que la resolución
no sea vinculante no empece para criticarla, ya que puede servir de base a los
Estados miembros para legislar en la materia.
El camino hacia el precipicio
comienza con un paso, y acaban de darlo.
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