La manera de actuar del desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer oscila entre la estulticia y la vileza. Cuando hacen las cosas, las hacen de un modo tan rematadamente nefasto que a uno le entra la duda de si la ejecución deficiente se debe a la ausencia de inteligencia o a la de escrúpulos morales.
Tomemos el caso de la reforma del
Código Civil, realizada hace un mes, que se introdujo en la ley que capacita
jurídicamente a las personas con discapacidad. Dicha reforma, que entrará en
vigor en Septiembre, recoge el impedimento de los padres denunciados por maltrato a visitar a sus hijos.
Es una costumbre muy extendida en
la izquierda española (en la derecha también, pero ya se verá por qué
personalizo… aparte de por mis filias y fobias personales… en este caso, claro
está, fobias) el empleo de lo que podríamos llamar -la expresión me la invento
sobre la marcha- técnica Pisuerga de legislación. Es decir, ya que
estamos sacando una norma, aprovechemos y regulemos esta otra materia, aunque
tenga poco o nada que ver con la primera.
Y eso es lo que han hecho con
esta norma que, como de costumbre, se carga la presunción de inocencia y la igualdad
ante la Ley. Porque aunque la norma hable de progenitor, o de indicios
fundados de violencia doméstica o de género, todos sabemos que para la
óptica retroprogre el varón -cisgénero, heterosexual- es siempre
culpable, y la mujer es siempre la víctima. Además de que, para la izmierda
española, las posibles denuncias falsas en este sentido apenas existen.
Salvo si se realizan por hombres, claro.
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