En este desdichado país que es el nuestro, donde al menos en el presente parece que todo se encamina hacia el precipicio por la malicia de unos y la desidia de otros, ante la insuficiente resistencia de unos pocos, de vez en cuando aparecen destellos de lo que algunos queremos considerar esperanza.
Es el caso del rechazo del Tribunal Supremo a los recursos presentados por Arturito Menos contra las
resoluciones del Tribunal del Cuentas por el primer butifarrendum. Alega
el alto tribunal falta de fundamentación, precisamente un día después de
la vista en el supremo órgano fiscalizador por los gastos para
internacionalizar el proceso.
Mientras hay vida hay esperanza, dice el viejo adagio castellano. Aferrémonos a ello.
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