Las muestras de empecinamiento de los golpistas indultados por el desgobierno socialcomunista que tenemos la desgracia de padecer, y de la hez política a la que pertenecen y que les secunda, se suceden sin tregua.
Si recién salidos del centro penitenciario
que nunca debieron abandonar daban una arenga en la que manifestaban su
voluntad de reincidir en el delito, pocos días después volvían al lugar del
crimen, y recibían un homenaje en la sede de la asamblea legislativa regional.
Si esto es concordia y distensión, que baje Dios y lo vea, porque yo soy incapaz de percibirlas...
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